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Los niños que viven cerca de calles con tráfico tienen un 14% más de probabilidades de padecer asma


Viernes, 18 de octubre de 2013
General - Salud

Un estudio elaborado por instituciones francesas indica que la contaminación atmosférica en Europa puede provocar nuevos casos de asma, especialmente en niños que residen a menos de 75 metros de una calle con mucho tráfico. Más del 50% de la población en grandes ciudades vive a esta distancia.


Los niños que viven a menos de 75 metros de una vía pública con mucho tráfico tienen un 14% más de probabilidades de desarrollar asma. Según los datos recogidos conjuntamente por la Universidad de la Sorbona y el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica, la contaminación atmosférica puede provocar nuevos casos de asma en los ciudadanos europeos con especial incidencia en los niños. En las áreas de gran contaminación, la probabilidad de padecer esta dolencia durante la infancia aumenta hasta el 25%.
El estudio, en el que ha participado la investigadora española Laura Pérez, se ha hecho público durante el Reunión sobre Asma y Alergia Pediátrica (PAAM 2013) de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI), que se celebra estos días en Atenas, Grecia.
“A pesar del descenso en los niveles producidos por la contaminación industrial en Europa, solo ha decrecido la emisión de algunos contaminantes atmosféricos”, explica a SINC Isabella Annesi-Maesano, líder del Grupo de Aerobiología y Polución de EAACI y e investigadora de la Sorbona. “Gases relacionados con el tráfico como el ozono o el dióxido de nitrógeno no disminuyen”, destaca Annesi-Maesano.
En las grandes urbes, como Barcelona –una de las diez ciudades en las que se ha realizado el estudio–, más del 50% de la población reside a una distancia inferior de 75 metros de vías que soportan un tráfico rodado de más de 10.000 vehículos al día. Con estas cifras, los investigadores estiman que uno de cada siete niños que viven en este límite puede desarrollar asma. Un porcentaje que en áreas de gran contaminación puede elevarse potencialmente a uno de cada cuatro.


Contaminación en interior
Además, los datos reflejan que la contaminación en interiores está en un claro aumento provocado por los calentadores de gas o queroseno con mala ventilación, el humo del tabaco, los disolventes, la pintura y otros materiales similares. Los autores subrayan que como las personas pasan el 90% de su tiempo bajo techo, esta situación puede ser un motivo de preocupación de cara al futuro.
Los principales contaminantes que pueden agravar el asma son el dióxido de nitrógeno, el ozono y compuestos orgánicos volátiles entre otros. “El dióxido de azufre, es uno de los más importantes, aunque ya casi ha desaparecido”, puntualiza Annesi-Maesano.
Los investigadores aseguran que las pruebas procedentes de estudios toxicológicos, junto con las informaciones acerca de los genes asociados con el asma, indican que es biológicamente verosímil que exista una conexión entre la contaminación atmosférica y el asma.
“Estos estudios ayudan a subrayar hasta qué punto es importante proteger a los niños frente a los riesgos medioambientales”, señala Nikos Papadopoulos, presidente de la EAAC. “Necesitamos que todo el mundo, pero particularmente la UE, comience a prestar más atención tanto a los niveles de contaminación atmosférica como a las enfermedades alérgicas respiratorias, a fin de realizar avances significativos que mejoren la vida de los niños”.


Asma severa y rinitis
Por otro lado, durante la celebración de PAAM 2013, también se ha hecho pública otra investigación que asegura que los niños con rinitis tienen una probabilidad casi cinco veces superior de padecer un ataque de asma severo.
Según los datos, al menos la mitad de los niños que han tenido algún proceso asmático en algún momento de su vida han padecido también de rinitis.
En el estudio han participado un grupo de niños a los que se le realizó un seguimiento a la edad de tres, cinco, ocho y once años para tomar constancia de cualquier síntoma de rinitis o asma.
Durante el proceso se realizaron mediciones minuciosas para diagnosticar el asma, como las relativas a la función pulmonar. Además, se extrajo información adicional de los registros médicos de los participantes y se investigó el efecto de tener rinitis en momentos de agravamiento del asma y la función pulmonar utilizando esta información.
Los resultados indican que de los 356 niños con asma, 198 tenían rinitis y eran significativamente más propensos a padecer ataques de asma frecuentes.


Publicado en: SINC