Las energías renovables han crecido mucho más de lo que los expertos auguraban hace tan sólo una década.

Sólo en 2011, la generación total de energía eólica y solar ha aumentado en más de 70 gigavatios y, en total, ambos tipos de energía generan en la actualidad más de 600 gigavatios.

Las empresas españolas se han beneficiado de las políticas públicas españolas de apoyo a las energías renovables para construir campos de paneles solares fotovoltaicos, así como los serpenteantes espejos que integran las plantas de energía solar térmica. Gracias a su temprana especialización a nivel local, las empresas españolas se convirtieron rápidamente en expertos internacionales en varios ámbitos: explotación de parques solares, producción de paneles solares e ingeniería solar térmica.

En la actualidad, dichas empresas se están expandiendo en los nuevos mercados de China, India, Oriente Próximo, Sudamérica y África, sin dejar de proporcionar soluciones energéticas en Europa y Norteamérica. A medida que los precios se reducen y se aproximan paulatinamente al coste de las energías convencionales, los líderes españoles en energías renovables están llamados a beneficiarse de este pujante mercado.

CONCENTRAR EL CALOR DEL SOL

Conforme el sol se eleva por un cielo despejado, un campo de espejos se inclina para recoger sus rayos. Cada espejo se orienta con la más suave de las oscilaciones para captar la luz, redirigiendo precisamente esos rayos hacia lo más alto de una torre, donde todos los espejos concentran al unísono la luz y su calor en un punto de brillo cegador. Este sistema de torre, un tipo de central de energía solar térmica, es la última tecnología solar procedente de España.

Las empresas españolas se cuentan entre los líderes mundiales en el campo de la energía solar térmica, también conocida como energía solar por concentración (CSP). Esta tecnología funciona concentrando el calor del sol y empleándolo para transformar agua en vapor y hacer girar una turbina de vapor. Además —algo de especial importancia para las empresas eléctricas— esa energía puede almacenarse como calor y emplearse para generar electricidad incluso después de que el sol se haya puesto tras el horizonte.